Una de las habilidades que menos hemos entrenado muchos adultos, desde el colegio, hasta hoy en día, y que echamos en falta en muchas ocasiones, pero más si tenemos hijes, es la Regulación emocional.
Tiene mucho sentido que esta capacidad tenga ciertas debilidades en muchos de nosotros ya que durante mucho tiempo se nos han dado mensajes erróneos al respecto:
Ahora, incluso más con la moda positivista que parece obligarnos a estar siempre felices, y juzga cuando nuestros esfuerzos no funcionan, empeorando aún más esa tendencia de muchos de nosotros a ocultar cuando no estamos bien.
Anteriormente, se hablaba sobre control emocional, como si las emociones fueran algo que pudiéramos tapar y elegir cuándo aparecen, y de qué manera.
La realidad es que cuando tratas de contener una señal del cuerpo, un motor que guía nuestra conducta, termina saliendo por otro lado. Si te tragas mucho el enfado, le explicamos a los niños... "Explotas", explican ellos mismos.
Poco a poco, empezó a emplearse un término más constructivo, "gestión emocional". Hoy damos un pasito más, cada vez contamos con más recursos y herramientas que tratan ese tema con mayor acierto y sensibilidad, como hace el libro de El Niño Llorón. Este cuento, lleno de hermosos dibujos, ilustra el proceso de la regulación emocional a través de la expresión emocional, de permitirnos llorar, y de la pintura.
El primer paso para la regulación emocional, es identificar qué estoy sintiendo, "¿estoy triste?, ¿enfadado?, ¿me pica un pie?". Si no puedo distinguir esto, difícilmente podré tomar decisiones al respecto.
Una vez le pongo nombre a la emoción, el segundo paso es preguntarme qué la ha generado, qué ha pasado inmediatamente antes, "¿por qué me siento así?".
Tras comprender la emoción, puedo dar el paso más importante para que la tormenta amaine, ACEPTARLA. Como un mantra, reconocerme y entender que "es normal que me sienta así", "es normal estar triste", aliviará la intensidad de la emoción.
Porque como cualquier señal de mi cuerpo, como el hambre o la sed, las emociones tratan de entregar un mensaje, que si te niegas a recibir, tendrán que insistir en entregar golpeando más fuerte la puerta.
Una vez acepto que puedo sentirme de la manera que sea, que puedo sentirla y dejarla estar, y no me pasará nada (nadie se muere por estar triste, enfadado o tener miedo, por desagradable que sea), podré pasar a decidir qué quiero hacer con ello, de manera consciente. Quizá te ayude expresarlo, hablando con alguien sobre lo que ha pasado y cómo te hace sentir. Quizá te ayude plasmarlo en un dibujo, escrito, o desahogarlo cantando, bailando. El arte, la creatividad, son grandes vías de expresión emocional.
Creo que este libro creado por Natalia Belleq y Jon Qaktus muestra y ayuda a trabajar estos elementos claves para nuestro autocuidado, la Aceptación y la Expresión. Es una gran herramienta que emplear tanto en casa, como en el centro educativo, o en un proceso terapéutico, hoy que la inteligencia emocional que cobra tanta visibilidad. Y ya era hora.
Así os recomiendo echar un vistazo este cuento y al resto de trabajos de https://www.beqtus.com/
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